Antes de irme

Talita me dice que publique, que arriba esos ánimos, que no va eso de andar taciturno por la vida, y que escriba que la mierda tiene que salir por algún  lado. Y yo, mientras les cuento, pienso: que cuando termine esto lo voy a publicar igual así no me guste, que mi ánimo ya está mejor y que ya se me va a pasar lo saturnino, aunque los astros no cooperen.

Y la verdad es que estuve esperando un mensaje, una señal que no llegó y que a como van las cosas pareciera que tampoco va a llegar. ¿Será mi culpa? ¿Habré hecho algo malo? ¿Habré hecho algo malo y se habrá enterado? ¿De qué te enteraste? Merezco saberlo. Porque vos fijáte que hace rato que trato de comunicarme, y vos nada. Pienso lo peor. Pero no sé que es. ¿Te arrepentiste?

Ya no van a haber recorridas por bares, ni cartas eternas, ni paseos al sol, ni el deseo incontrolable de hacerte el amor, o el miedo a llamarte, a decirte por tu sobrenombre o tu nombre mejor, o un diminutivo o que mierda, ya no hay. 

¿Debería estar triste? Y a mi que me importa lo que debería, si lo único que pienso es en como abrir el costillar, partir el esternón y dejar al descubierto el corazón, admirarlo y volver a cerrar como si nada hubiera pasado. Porque soy un suicida pasivo, o porque todavía el dolor en el pecho no es suficiente, porque la angustia se lleva y no pesa todo el tiempo, porque a pesar de todo encuentro momentos para sonreír.