Creo que te conozco

-No te acordás de mi, ¿no?
No tengo ni idea quién es esta mina, no sé que decirle. La miro buscando algún rasgo conocido, pero nada, ni siquiera puedo reconocer la voz. Lo peor es que está buena, pero tiene cara de que si le digo la verdad se va a poner a llorar. Es en estos casos cuando uno tiene que mantenerse calmo, pensar rápidamente y jugársela por una de las opciones del manual.

Las instrucciones son simples, sólo hay tres opciones:
Opción 1: 
Diga la verdad. Puede que sea un error, quizás la persona está equivocada, en realidad no lo conoce y lo ha confundido con alguien más.


Opción 2:
Mienta, pero manténgase en zonas neutrales, no delire. Sin perder el tiempo busque rasgos, hurgue en la memoria, sacúdase hasta encontrar una pista que reactive el recuerdo.


Opción 3:
Titubee intencionalmente. Tal vez lo conozca, es posible. Manifiésteselo, hágale creer que lo recuerda vagamente pero no está seguro, trate de que sea el otro quien le diga como es que se conocen.

¿Qué opción tomar?
Si se pone a llorar salgo corriendo, no me aguanto una situación así.
¿Por qué la gente no anda por la vida usando cartelitos con sus nombres en la solapa?
Va a llorar, y es linda, ¡la puta madre! Le digo que si. No, no puedo. ¡Manual de mierda!
¿De dónde carajo la puedo conocer? ¿Laburo, amigos, escuela, liceo, facultad, fiestas, conocidos de conocidos? Me rindo, ya de por si es una situación incómoda y deben haber pasado treinta segundos sin que le haya dicho nada,

-Sí, bueno, no... no estoy seguro pero creo que te amo.-

Ella me mira, y con voz nerviosa me dice rompiéndome el corazón:

-Perdona, te confundí con alguien más.-