Cinchada

La mujer bajó la cabeza y dirigiendo una mirada fulminante hacia el niño, dijo:
-¡O te callas, o te mato!
Una señora que pasaba por allí al ver lo que estaba sucediendo se detuvo y sin siquiera pensarlo tomó al niño de una mano queriendo llevarlo consigo.

La mujer que aparentaba ser la madre de la criatura lo agarró de la otra mano dispuesta a hacer lo que fuera para retenerlo. Las dos mujeres ahora cinchaban de las extremidades del niño sin decir una palabra, éste tampoco lo hacía, y hasta parecía disfrutar de la situación. En cierto momento la fuerza que ejercían fue tanta que los pies del niño se despegaron del suelo quedando totalmente suspendido en el aire. La fuerza que ejercían las mujeres parecía ser totalmente idéntica, ninguna lograba sacar una ventaja y el niño se mantenía en el mismo lugar cual si estuviera levitando. Estuvieron así durante unos minutos mientras el niño sonreía y miraba hacia ambos lados especulando cual sería la parte vencedora.
La gente que paseaba por el parque comenzó a acercarse formando un círculo que delimitaba el improvisado escenario. Todos se mantenían en silencio, algunos sonreían imitando al niño que parecía disfrutar cada vez más. Las mujeres sudaban, sus rostros y manos rojos por el esfuerzo parecían a punto de explotar. El niño comenzó a reír a carcajadas. Un policía se acercó abriéndose paso entre la multitud. Los miro a los tres y sin decir nada empezó a disparar a todos los presentes. La gente corría buscando refugio, gritaba, algunos lloraban, se atropellaban entre si; los heridos se arrastraban, ahora el espectáculo era otro. Desde los edificios de los alrededores la gente se asomaba a ver lo que estaba sucediendo. El policía bajo el arma y se dirigió a las mujeres que ya habían soltado al niño. Éste seguía sonriendo.
A lo lejos se escuchaban las sirenas. Los cuatro empezaron a caminar alejándose de la escena como si nada hubiera pasado. Mientras caminaban en silencio el niño se adelantó unos metros dándose vuelta para decirles:
-¿Vieron? Les dije que les encanta el morbo.